La dinámica desatada por el modelo extractivista vigente desde hace 70 años ha causado la elevación de la temperatura del bioma amazónico en 3 grados centígrados. Si se siguen manteniendo estos niveles de elevación, múltiples especies vegetales y animales desaparecerán.
A su vez, el acelerado ritmo de deforestación de los últimos años, añadido al incremento de los incendios forestales generados por causas naturales y humanas, puede conducir a la destrucción de más del 25% del bosque originario en las próximas décadas. Dada la interdependencia de todas las formas de vida, vegetal, animal y humana, se estima que tamaña destrucción hará irreversible el proceso de conversión del bosque en sabanas en la Amazonía. Ese es el umbral de no retorno.
De no ser detenidas y reorientadas con urgencia, las afectaciones estructurales que está sufriendo la Amazonía ponen en gran riesgo no sólo la vida vegetal, animal y humana en la eco-región, sino la vida en el planeta.
De manera paralela al crecimiento basado en el extractivismo y al aumento de los riesgos ambientales, en los últimos años la humanidad ha adoptado una mayor conciencia sobre la necesidad de actuar de inmediato para detener dichas dinámicas.
Organizaciones religiosas, académicas, de defensa del medio ambiente, las de derechos humanos, las de mujeres, los pueblos indígenas, las comunidades afrodescendientes y de campesinos han avanzado en el reconocimiento y denuncia de los riesgos que la destrucción de la vida en la Amazonía supone para la humanidad.
Esta publicación profundiza en estas cuestiones y también enuncia algunas de las alternativas políticas y acciones formuladas por la comunidad académica y por las poblaciones amazónicas a efectos de minimizar los riesgos ambientales, en una perspectiva de justicia ambiental, equidad e inclusión social, y de solidaridad humana intergeneracional.