Un auténtico pulmón que nutre tanto a América del Sur como a todo el mundo y que encierra, además, una enorme riqueza cultural y lingüística: existen aproximadamente 400 pueblos indígenas diferentes, cada uno de ellos con su propia lengua, cultura y territorio.
Sin embargo, esta región enfrenta graves problemas, tanto a nivel medioambiental como humano, que son de urgente solución si queremos evitar que los ríos se sequen, los bosques se convierta en desierto y la población indígena desaparezca. Para traernos la voz y el grito de dolor de la Amazonía, estos días han estado de visita en España María Teresa Urueña, del Servicio Jesuita Panamazónico, y Elluz Nataly Pernia, de Fe y Alegría Venezuela, quienes nos han contado los mayores retos de una región que en las últimas décadas ha perdido una quinta parte de su masa forestal.
La causa de esta pérdida no es otra que la deforestación y los procesos extractivos llevados a cabo por corporaciones que irrumpen en la Amazonía en connivencia con los gobiernos locales. “Alrededor de 33 millones de personas que viven en la Amazonía -3 millones de ellos son pueblos indígenas- están enfrentando las consecuencias de los procesos extractivos, la contaminación de los ríos, el cambio de los territorios y la violación de sus derechos humanos”, nos cuentan María Teresa y Elluz.
La Amazonía es uno de los reguladores climáticos del mundo y cualquier cambio que se produce en este territorio afecta a todo el mundo. De ahí de la importancia -y la urgencia- de que se tomen medidas a nivel global. Para María Teresa el problema radica en el actual modelo de desarrollo y consumo: “Los países desarrollados disfrutan de un nivel de vida bastante bueno a costa de unas poblaciones que están sufriendo las consecuencias en sus territorios. Tenemos que cambiar el paradigma de crecimiento y desarrollo, para pensarnos otra forma de concebir la vida”.
Y es que, tal y como apuntaron ambas expertas, junto con los procesos extractivos también llegan procesos de violencia y de despojo. “Una de las tendencias ha sido la permisividad de los gobiernos locales con los temas extractivos y el desarrollo de ‘mega proyectos’ sin respetar ni reconocer la presencia de pueblos indígenas y los derechos reconocidos a nivel constitucional, como es el de consulta previa”, denuncia María Teresa.
Vivir frente al río Amazonas pero no tener agua potable: en la Amazonía se produce la gran paradoja de que quienes tienen los recursos naturales no sólo no pueden disfrutar de ellos, sino que ven como además estos se agotan. “Es bastante paradójico que la Amazonía tenga los recursos pero quien esté viviendo las buenas condiciones sean otros. Mientras no tengamos un compromiso de vida real de cambiar un estilo de vida y un modelo de desarrollo vamos a tener en unos años un desierto y, ahí sí, todos sufriremos las consecuencias”, sentencia María Teresa.
La voz de la Amazonía en Madrid y Asturias
La Amazonía y los pueblos amazónicos se reparten entre 9 países (Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela, Ecuador, Guyana, Guayana Francesa y Surinam). Según explica Elluz, “desde Fe y Alegría Venezuela afrontamos el reto de formar y seguir fomentando la red educativa amazónica, no solamente dentro de Venezuela, sino unirnos con el resto de países amazónicos”. La organización también desempeña el rol de enseñar y concienciar no solamente al alumnado y la comunidad, sino también traspasar fronteras.
En Madrid, las dos expertas amazónicas pudieron reflexionar sobre el modelo de consumo y desarrollo de occidente junto con un grupo de 60 estudiantes de 3º de ESO del colegio Bienaventurada Virgen María de Madrid. En grupo abordaron cómo el cambio climático, la sobreexplotación de recursos y la degradación medioambiental están haciendo migrar forzosamente a miles de personas en el mundo. En este sentido, Elluz y María Teresa expusieron cómo el daño de la Amazonía está obligando a muchas comunidades indígenas y locales a desplazarse.
Este mensaje también llegó a Asturias, donde se dieron espacios de encuentro y diálogo con la ciudadanía. María Teresa y Elluz ofrecieron una entrevista de radio a la Cadena COPE, participaron en una charla y debate en la Delegación de Oviedo y se reunieron con el Director de la Agencia Asturiana de Cooperación. En todos estos espacios reforzaron la idea de que necesitamos reconocernos como ciudadanía global interconectada que depende de la Amazonía y los demás ecosistemas para vivir en un planeta sostenible, equitativo y justo para todas las comunidades.
¿Acumular o subsistir? En este sentido los pueblos amazónicos nos enseñan otro modelo de vida y desarrollo, en el que no se cogen los recursos naturales con el objetivo de acumular riquezas sino para subsistir.