Minerva colabora además con Provea en la elaboración del Informe de pueblos indígenas para el Informe Anual de dicha organización. Ella participó en el I Encuentro de Mujeres Defensoras de la Naturaleza que tuvo lugar en primavera de 2023.
¿Cuáles son las amenazas que se ciernen sobre la Amazonía venezolana?
La explotación de minerales mueve los intereses y las disputas entre grupos criminales, militares, disidencias de grupos paramilitares y sindicatos mineros. A pesar de que la actividad minera está regulada por decreto, existe actividad en zonas protegidas y en parques naturales y hay un incremento de minería ilegal que hace que los pueblos indígenas de la región estén siendo vulnerados.
En estas zonas proliferan además los prostíbulos donde mujeres y niñas sufren abusos sexuales y se enfrentan a severos castigos si oponen resistencia. Se registra también mucha migración forzada. El pueblo warao migra en masa hacia Brasil y Guyana y hay muchas muertes en el camino. Existen albergues indígenas para atender a las personas en tránsito, pero no hay una política que permita integrar a estas poblaciones a través de proyectos interculturales, o planes de inserción laboral.
¿Por qué es urgente la defensa del territorio?
Los pueblos indígenas de la Amazonía Venezolana llevan más de 20 años esperando la demarcación de sus territorios y se encuentran en una situación peligrosa, ya que la defensa de sus territorios implica que sus vidas estén amenazadas. En el territorio está su vida, su historia, su soberanía alimentaria, su salud y su cosmovisión. Las comunidades viven rodeadas de ríos “enfermos”, y como la naturaleza es como un cuerpo, todo está conectado, si dañas una parte se enferma por completo.
¿Cuál es el papel de las mujeres en las comunidades?
Ellas son las que alimentan a sus hijas e hijos y las que trasmiten la cultura y el idioma. El principal peligro que deben enfrentar es que están amenazadas y pueden perder la vida. Los compañeros indígenas son los que, engañados, entregan el territorio a las empresas mineras, y a ellas les toca salir a defender sus derechos a las calles. Su papel de defensoras es visible, pero a la vez continúan cumpliendo con sus roles de madres y cuidadoras siguiendo los dictados de la cultura patriarcal. Dan su vida por sus comunidades a costa de su tiempo y de su propio autocuidado.
Se ofrece una imagen de guerreras indestructibles, pero son seres humanos. Yo investigo y como periodista me acerco al territorio para contar sus historias. No podemos firmar algunos artículos por precaución, porque no debemos poner sus vidas en peligro. Tenemos que buscar estrategias para darles voz sin correr riesgos.
¿Cómo explicas la conexión existente entre nuestro entorno y la Amazonía?
Para sostener el estilo de vida de occidente o del Norte Global se extraen minerales en otras partes del mundo. Encender la calefacción todo el día, utilizar el automóvil a diario, comer frutas exóticas fuera de estación, es a costa de la calidad de vida de otras comunidades. Todo está conectado y es importante tomar conciencia de ello para comenzar a cambiar.
La actual dinámica global lleva a la desaparición de especies naturales, hacia el monocultivo y eso es un error. Desde occidente se apuesta por los bonos de carbono como mecanismo para reducir emisiones contaminantes. Pero no se plantea de manera justa. Se castiga a la población de Amazonía, prohibiéndoles cortar leña y recoger frutos. La gente de Amazonía lleva siglos velando por el medioambiente y con estos bonos se les castiga. Desde occidente se apuesta también por el uso de energías renovables, energía solar y eólica, pero para la fabricación de paneles y molinos es imprescindible utilizar una vez más minerales. Los minerales de nuestros territorios son muy preciados, y las grandes empresas contaminan nuestros ríos, y nos expulsan de nuestros hogares.