Retos de la Iglesia en la Amazonía: es tiempo de escuchar los gritos de la tierra

Alfredo Ferro Sj es Secretario ejecutivo de la CEAMA (Conferencia Eclesial de la Amazonía) desde mayo de 2021. Dicho organismo fue creado en junio de 2020 con la finalidad de concretar las propuestas surgidas del Sínodo para la región Panamazónica, celebrado en el Vaticano en octubre de 2019.

¿Cuáles son los retos más urgentes de la Iglesia en la Amazonía?
Son muchos, pero el primer gran reto es avanzar en los compromisos y desafíos que planteaba el Sínodo para la Amazonía. El sínodo, que significa caminar juntos, es fruto de un proceso de años. La exhortación apostólica del Papa Francisco, “Querida Amazonía”, ya comenzaba a vislumbrar cuáles eran los retos más significativos. En la actual realidad me parece importante recordar los dos organismos eclesiales que tienen un papel fundamental para animar todo este proceso en la Amazonía: CEAMA y REPAM (Red Eclesial Panamazónica).
La CEAMA comparte misión con la REPAM: formular un plan pastoral para toda esta inmensa región, en la que hay 104 jurisdicciones eclesiásticas con presencia de obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas que comparten una misión evangelizadora. La CEAMA quiere aportar una mirada global de la región y propone pensar la Amazonía como un todo. Como un gran bioma, un gran territorio donde la Iglesia tiene que romper fronteras. Eso significa ir construyendo apuestas comunes.

¿Dirías que hay resistencia a la labor de la Iglesia en la Amazonia?
Hay dos resistencias. Una interna, ya que todas las miradas no son iguales y no van al unísono, sino que existen opiniones diversas. A pesar de que durante el Sínodo hubo un ambiente cálido y de respeto, no partíamos del mismo punto de vista y el nivel de compromiso con la Amazonía tampoco es igual.
Por otra parte existen resistencias de carácter económico y político. Muchos lugares donde la Iglesia se ha comprometido con los pueblos indígenas amazónicos son territorios muy disputados y seguramente eso va a dar lugar a dificultades con los gobiernos locales. Hay intereses comerciales de las empresas extractivistas y esto entra en conflicto con los derechos y el buen vivir de los pueblos originarios.

¿Cómo se relaciona la Iglesia con las comunidades amazónicas?
La Amazonía es un territorio muy importante para la iglesia con una misión concreta de evangelización. Y eso no significa imposición, no significa una actitud neocolonialista, sino significa una presencia de compañía y de cercanía. De hecho, si hay algo que caracteriza a la Iglesia en la Amazonía es su cercanía a los pueblos y a las comunidades. Una de las cuestiones que plantea el Sínodo es el tema de la escucha. ¿Realmente hemos escuchado al territorio? Es hora de empezar a escuchar los gritos de los pueblos indígenas y de la tierra. Si somos capaces de prestar atención podremos oír lo que tienen que decir.

¿Cuál es el papel de las mujeres en la defensa de la Casa Común?
Aquí también tenemos retos urgentes. Primero porque la Iglesia no ha reconocido suficientemente el papel de las mujeres. Las defensoras de la naturaleza ejercen un liderazgo importante y tienen una presencia muy significativa en las comunidades, son las grandes articuladoras y juegan un rol fundamental en la defensa de sus propios derechos y de los de sus comunidades del territorio.
Aunque en estos momentos se está dando una apertura y está ganando peso, aún ocupan pocos espacios de liderazgo y de toma de decisiones. Siento que aún queda mucho camino por andar.

¿Qué le dirías a la ciudadanía para que se comprometa con la Amazonía?
Es fundamental hacer que la ciudadanía occidental conecte con la Amazonia. Puede que sientan que es una tierra geográficamente y culturalmente lejana y a veces es difícil hacer que la gente se involucre, que comprendan que estamos interconectados con otros territorios, con otras realidades. Es importante invitar a la ciudadanía a que la sientan cerca, que comprendan que lo que ocurre en Amazonía tiene que ver con nuestra realidad ambiental y con la del planeta. Por esa razón es imprescindible recoger testimonios a nuestro alrededor para que la gente se pueda identificar y sienta la conexión existente.

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